Pesaj como inspiración

Con la llegada de Pesaj decidimos repartirnos la tarea para compartir una obra por cada día de esta semana de matzá, peleas familiares y ansias de libertad. Hay de todo un poco, desde ilustraciones y canciones, hasta series, poemas, animaciones y obras de teatro.

La Hagadá Animada (1985), de Rony Oren y Seder-Masochism (2018), de Nina Paley

Por Alejandro Schonfeld

Si me pedís que cierre los ojos y visualice una imagen de Pésaj, lo primero que se me viene a la cabeza está hecho de plastilina. The Animated Haggadah es una película “claymation” (el nombre que se le da al stop-motion hecho con plastilina, onda Wallace and Gromit) dirigida por el animador israelí Rony Oren (1953–). Llegó a mi infancia noventosa en un VHS ídem, así como en su versión en libro (de tapas duras, todavía lo tengo) y en un CD-ROM interactivo. No debe haber mejor representación de las diez plagas que la de Oren: lindas y aterradoras por igual. Y ese niño rebelde (o malvado), con su estilo punk sexpistolero: icónico. La película está en YouTube, con su doblaje latino característico, en tres partes horriblemente ripeadas del videocassette a la compu, para toda niño judío sensible que sepa de lo que estamos hablando.

Por otra parte, en 2019, el BAFICI programó un largometraje animado de sugestivo título: Seder-Masochism. La ilustradora, animadora y directora ilinoisiana Nina Paley (1968–) retoma los acontecimientos narrados en el Libro del Éxodo —de las diez plagas al becerro de oro— y los cruza con una hipótesis sobre el fin histórico del matriarcado, el culto a la Diosa Madre y su reemplazo por el patriarcado y el Dios Padre judeocristiano. Dicho así podría sonar a bodrio intelectual, pero es todo lo contrario. Salimos del cine cantando a los gritos.

En fin, Pésaj y animación: en mi cabeza estas pelis dialogan.

Una nueva esperanza, de Sasha Minovich (2023)

Por Maia Minovich

Sasha Minovich esquiva el milagro grandilocuente para detenerse en lo que suele pasar desapercibido, en los gestos mínimos. En Una nueva esperanza (óleo sobre tela, 100×150 cm, 2023) elige no pintar al héroe sino al grupo: ese pueblo cansado y tierno que avanza cargando bebés, bolsas e incertidumbre. No hay Moisés levantando un bastón, sino una multitud con una fe silenciosa que se cuida, que se espera. Lo colectivo le gana al gesto individual y la escena se vuelve íntima incluso en medio del milagro. 

Como en muchas de sus obras, lo contenido dice más que lo épico: hay una belleza quieta, íntima y universal, que se lee en los rostros y en las telas. Las aguas no son amenaza, son marco: un umbral de zozobra que se abre para que pase la esperanza. Y aunque pinta un relato antiguo, la escena es presente —porque todavía hoy hay pueblos cruzando a pie, soñando con un lugar donde volver a empezar. Pienso también en el oficio del pintor, ese trabajo silencioso y solitario, hecho entre cuatro paredes que contienen. Me lo imagino a Sasha, mi hermano, ahí, frente al lienzo, soñando con esta multitud que camina junta, que se abraza en la tormenta, que no deja a nadie atrás. 

En tiempos de Pésaj, esta imagen cobra aún más fuerza: no como una postal del pasado, sino como una pregunta encendida sobre la libertad, el trayecto compartido y las aguas que aún nos quedan por atravesar. Al igual que pintar con óleos en medio de una marea de imágenes generadas por inteligencia artificial, entender la libertad como una marcha compartida, en un mundo que gira hacia el individualismo, es también profundamente contracultural.

The Partisan, de Leonard Cohen (en vivo en San Sebastián, 1988)

Por Leandro Katz

Creo que debe haber una canción de Leonard Cohen para cada momento de la vida. A la hora de recomendar algo para Pesaj me decidí por este que cuenta la historia de un partisano francés que se enfrenta a los nazis y que anhela e imagina que freedom soon will come. La versión que elegí es en vivo con subtítulos en castellano y unas guitarras españolas hermosas y melancólicas.

Escalera (Ladder), de Tom Haviv (2025)

Por Sara Camhaji

La poesía de Tom Haviv irrumpe como un eco fragmentado. El poema Escalera (Ladder), que forma parte de su libro A Flag Of No Nation, se vuelve especialmente potente al acercarse la festividad de Pésaj. En esta celebración en la que recordar y volver a contar la historia fundacional del pueblo hebreo, el acto narrativo se convierte en rito: transmisión-renovación. 

El judaísmo es una religión de memoria, y no cualquier memoria: una memoria viviente, recontada en presente, que moldea nuestra identidad colectiva. Escalera nos confronta con la fragilidad de esa memoria cuando se vuelve rígida, cuando se recita sin alma, cuando las historias heredadas ya no sostienen el peso del presente. El poema (que tuve el honor de traducir al español) nos invita a reconocer que incluso las narraciones sagradas pueden “quebrarse” si no permitimos que el duelo, la disonancia, la multiplicidad y el silencio penetren en ellas. Y, sin embargo, en ese quiebre —como en el momento en que el mar se abre y abre el camino desde la esclavitud hacia la libertad— también hay una posibilidad de canto. 

Que en este Pésaj podamos abrazar nuestras historias no como estructuras cerradas, sino como escaleras que, al caer a la tierra, abonan el suelo fértil de una vida más compasiva, más verdadera, más libre.

No hay piezas de repuesto en El Cairo, de Melanie Catan (2023)

Por Javier Winiar

La polifacética actriz, dramaturga, directora y artista visual uruguaya Melanie Catan se va forjando a lo largo de esta autoficción en el arquetipo de una «Moisés-Mujer» en busca de la Liberación; personaje que, dicho sea de paso, ella vio frustrada su interpretación en la infancia en el acto escolar por un malentendido. En un conmovedor ritual sanador de reencuentros y reparaciones invocados en escena, conviven los hitos del relato del episodio canónico del Éxodo del pueblo hebreo con aspectos interesantes de la civilización egipcia, yuxtaponiéndose con la elaboración poética de los vínculos filiales. 

¿Qué nos queda ante la pérdida más que las huellas de las personas, sus efectos y afectos, sombras de recuerdos que no son más que imágenes teñidas de nuestra subjetividad para, a partir de esa memoria, hilvanar un relato donde emerge lo dicho, lo no dicho y lo imaginado? ¿Cómo lidiamos con nuestros espectros? Hay una hipótesis que sostiene que los egipcios llenaban el espacio de símbolos por temor al vacío. En esta línea, el innovador dispositivo escénico nos carga de atractivas imágenes tensionando en todo momento mito/ficción/realidad/sueños/arte, la elocuencia de las ausencias y la comunión entre distintos planos de la existencia con un propósito definitivamente liberador. El teatro como rito de Pasaje.

Eser Macot (2020), de Dani Scharf

Por Agustín Jais

Dani Scharf pasa Pesaj en familia. Su padre tiene al lado del plato una Hagadá manchada de aceite y comida. Dani no puede despegar los ojos del libro, y va a volver a sus ilustraciones, “drásticas y cinematográficas”, cada noche y cada año, antes de saber que ilustrar será la pasión que lo llevará a convertirse en uno de los diseñadores más celebrados y de trazo más reconocible de Uruguay.

Fast-forward: en 2020 viene la pandemia, y un conjunto de artistas del Río de la Plata organiza un Seder virtual reconvertido en un festival de artes. Cada uno toma para sí una parte del Seder y crea una obra a partir de ella. Dani recuerda las terribles escenas de las plagas en la vieja Hagadá y construye la imagen que falta, su epílogo: el instante en que, presionado por la fuerza de las plagas, el Faraón pone en su boca, por única vez, las palabras mágicas de la libertad. Sobre una base —un cuerpo— de puro poder y opresión, un resquicio celeste cielo tuerce la geometría de las pirámides y preanuncia la nueva era. 

A través de Zoom, Dani presenta en el festival mockups donde la escena se instala en la vía pública —inaccesible en los tiempos de la plaga del COVID— como póster de un film o una obra teatral imaginaria sobre uno de los momentos más neurálgicos y cinematográficos del pueblo de Israel.

2025 será el primer año sin el padre de Dani, Oscar «Toby» Scharf Z”L. Su Hagadá y su recuerdo seguirá en la mesa.

High Maintenance, Web Series (2013), de Katja Blichfeld y Ben Sinclair
Temporada 1, Episodio 9: «Elijah», disponible en HBO Max.

Por Fernando Milsztajn

High Maintenance es una serie subestimada que adoro por su humor y humanismo. La utilizo como ejemplo en mi taller de guión para hablar del formato, porque su premisa es muy libre: un delivery de marihuana entra a la vida de diversos personajes con su bicicleta en Nueva York. Esa simple idea permite organizar la producción alrededor de locaciones, actores, trabajos curiosos o lo que tengas a mano. Además, su formato mismo evolucionó, porque pasó de serie web a ser comprada por HBO (Max ahora) para capítulos más largos. 

El episodio de Pesaj (Elijah), de hecho, es el noveno de la primera temporada de la serie web. Relata en diez minutos, con mucha eficiencia y gracia, un Seder moderno con canciones, la búsqueda del afikomán, un chef goy contratado, peleas familiares, algo de sexo… de todo un poco. Puede funcionar como ventanita a una serie que amo.

  • AJLA es una organización independiente, apolítica y sin fines de lucro dedicada a consolidar una red plural de agentes culturales vinculados a la comunidad judía en América Latina e impulsar la industria cultural de la región.

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