En medio de la vorágine de la vida cotidiana aparecen pausas sensibles, preguntas y silencios profundos que nos ayudan a alcanzar cierta paz interior. Puede suceder dentro de un museo o, tal vez, durante una festividad judía.
Iom Kipur también detiene al mundo para permitirnos entreabrir las puertas del cielo. Al menos así lo sienten Gabriel Neistein (São Paulo), Yasmin Garfunkel, Tamara Kohn, Lucía Erijimovich, Santiago Nader y Javier Winiar (Buenos Aires), que comparten las obras que los inspiraron en esta fecha tan importante para nuestro pueblo.

Perla Rauchfleisch por Lucía Erijimovich
Esta pintura es de mi bisabuela. Cuando la elegí para estos Iamim Noraim no había visto el título del libro, pero ya había sentido en el pecho que era la pintura indicada. Me interesa porque transmite un momento de rezo, de espera, de concentración y de ritual, algo que siento muy cercano a lo que pasa en las fiestas: esa energía de reflexión tranquila que me gustaría poder llevar también a lo cotidiano. Entre la mujer que al fondo reza el Shemá —que es ella misma— y el hombre de rostro serio, casi triste, aparece algo de esa pausa sensible, como de recordar si lastimaste a alguien. Al mismo tiempo, entre las manos de ángel de ella de un lado y esa especie de diablito rojo del otro lado parece haber una especie de danza o batalla interna.
Lucía Erijimovich vive en Buenos Aires. En su última exposición individual en Aura Gallery, Fábulas de Fe, confeccionó un “Manifiesto de la pintura judía” y reversionó obras de su bisabuela, Perla Rauchfleisch.

Rivke Galin por Yasmin Garfunkel
| JAROTE Oft, gor oft, bin ij a shlejte, Jotsh ij vil zain gut. Nor ij ken zij gor nit helfn, S’iz shoin in mayn blut. Oft baleidik ij a shvajn, Ver in kas oif fraint, Veis ij, az ij bin a shlejte, Un ij hob zij faint. Hob ij mij gevolt bashtrofn Mit main eign hant, Un ij bin fun zij antlofn In jarote-lang. Un tsurik bin ij gekumen, Nito di shlejte mer: S’zitst a meidele geboign, Un in oig a trer. J’hob derfar oif ir rajmones, Un maj sholem gij. Ij vel tomed zain a gute – Trajt ij dan bai zij. | ARREPENTIMIENTO A menudo, bastante a menudo, soy mala, Aunque quiera ser buena. Pero no lo puedo evitar, Lo llevo en la sangre. A menudo ofendo al débil, Me enojo con mi familia, Sé que soy mala, Y me odio. Quise reprenderme Con mi propia mano, Y huí de mí misma En un largo arrepentimiento. Y aquí estoy de vuelta, Mala ya no más, Una jovencita encorvada, En un ojo, una lágrima. Así es que me apiado de ella, Y hago rápidamente las paces. Siempre seré buena – Pienso luego para mí misma. Transliteración y traducción: Yasmin Garfunkel |
Gracias a esta propuesta, de repente me puse a leer algunos poemas de este almanaque que no había leído y que son preciosos. Le compré el almanaque a una profesora muy querida de la universidad de Tel Aviv, haciendo un curso intensivo de ídish donde también dicté un taller semanal de canciones en ídish. Y encontré ahí este poema que me parece que va perfecto y cada quien puede interpretar como quiera. Es de Rivke Galin (1890-1935), una educadora y autora ídish de cuentos y poesía. Nació en Lekhevitsh, localidad conocida actualmente como Liachavičy, en Bielorrusia, y murió en Estados Unidos. En el almanaque, del lado izquierdo está el original en ídish y del derecho, la traducción al hebreo. Y acá va transliterado y traducido al español; podría estar mejor, pero es suficiente como para que el que no sabe ídish pueda entender por dónde va.
Yasmin Garfunkel vive en Buenos Aires. Es cantante, docente e investigadora. Integra grupos como los Peretz Garcik, Romanzas Sefaradíes y el trío Garfunkel-Garber-Brenlle. Actuó en grandes salas internacionales y en los principales escenarios de Buenos Aires.

Leonora Carrington por Santiago Nader
En La Giganta de Leonora Carrington hay una mujer descomunal que sostiene un huevo como si fuera el germen de un mundo entero que todavía no nació. Ese momento de espera, que custodia la fragilidad, me hace acordar a Yom Kipur. En este día suspendemos la rutina. Abrimos un silencio profundo y, con ese vacío, protegemos una oportunidad de empezar de nuevo. La Giganta tiene un cuerpo desbordante en relación al huevo. Esa diferencia de escala me recuerda a nuestra pequeñez en un día como este. En esa pequeñez late la potencia de volver arrancar. El huevo está entero y junto con él hay una promesa de renacimiento. Y Yom Kipur, con el ayuno y la teshuvá, es la manera que tenemos de custodiarlo hasta que se pueda abrir.
Santiago Nader nació en Tucumán y vive en Buenos Aires. Es escritor, dramaturgo y director. Publicó Una curiosidad nueva y creó las obras La clase de Rikudim, Garnett Kelly y el torso ganador, Hola casa de Aarón, Potrillo Ben, La Volcán y Mi hermano y el puma, entre otras.

Goya por Gabriel Neistein
Acabo de ver esta pintura en el Museo del Prado en Madrid. Es una de las pinturas negras de Goya, una serie que hizo en su casa-quinta, ya en su vejez, no por encargo ni para la venta, sino para convivir con ellas. Pintarlas fue un acto muy íntimo, y por eso fueron tan revolucionarias en cuanto a su construcción pictórica: Goya logra unas pinturas muy abstractas casi un siglo antes de las vanguardias… y esta es la más abstracta de todas. Hay un pequeño monte y, detrás, la cabeza del perro mirando hacia arriba. Y gran parte de la pintura es un plano abstracto del cielo, en un color bien cargado, lleno de emociones y matices distintos.
Para mí, estas pinturas son de reflexión interior. Traen un sentimiento muy profundo y muy visceral, muy humano, vinculado al plano en el que vivimos: el olam hazé. Cuando llega Iom Kipur, pasamos todo el día en ese plano, como ese perro, pequeño y terrenal, mirando hacia arriba y preguntándonos si las puertas del cielo se abrirán para nosotros el próximo año.
Gabriel Neistein vive en Sao Paulo. Es arquitecto y músico. Integra el trío Klezmer Três Rios y es director artístico del Bloco Klezmer do Bom Retiro.

Maurycy Minkowsky por Tamara Kohn
Hay una obra de nuestra colección sobre la que me gustaría contarles, especialmente en estos días de Iamim Noraim: Mujer en la sinagoga, de Maurycy Minkowski. Pintor activo a comienzos del siglo XX, Minkowski es conocido por retratar con enorme sensibilidad tanto el dolor de los pogroms, el exilio y la persecución, como la vida cotidiana en el shtetl. En nuestra colección contamos con varias de esas escenas que transmiten tanto el sufrimiento como la resiliencia de nuestro pueblo. Sin embargo, esta obra es distinta: muestra a una mujer en la sinagoga, con una mirada profunda y reflexiva que invita a detenerse y preguntarse en qué estará pensando.
Lo que me gusta de esta pintura es que Minkowski la representa en un espacio comunitario, en el beit kneset, y no únicamente en el plano doméstico. De este modo, la obra abre un diálogo sobre el papel de la mujer en el judaísmo como transmisora de valores, de tradiciones y de rituales, no solo en el ámbito familiar sino también en la vida espiritual y comunitaria.
La historia de Minkowski también nos toca de cerca: llegó a Buenos Aires en 1930 para exponer su obra, falleció en un accidente y hoy descansa en el Cementerio Israelita de Liniers. Su legado, presente en nuestra ciudad, se convierte en un puente entre pasado y presente, y entre Europa y la Argentina. Me gusta imaginar que, como ella, nuestras antepasadas fueron mujeres fuertes, piadosas y virtuosas, capaces de sostener y renovar la vida judía en todas sus dimensiones.
Y aunque hoy volvemos a estar rodeados de escenas de antisemitismo y persecución, como las que tantas veces pintó Minkowski, quiero desearnos que sepamos también encontrar imágenes distintas en nuestra vida: escenas de reflexión, de espiritualidad y de encuentro comunitario, como la que nos regala esta mujer en la sinagoga.
Tamara Kohn es docente e investigadora de artes visuales. Estudió Arte y Cultura Visual Judía en el JTS, e Historia del Arte y Pensamiento Judío en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Se desempeña como Directora ejecutiva y Curadora en jefe del Museo Judío de Buenos Aires.

Eri Krawiecki por Javier Winiar
La multiplicidad cromática refracta vitalidad. Cada círculo es un microcosmos que se fusiona con otro en hipnótico devenir. Cálidos y fríos, opuestos complementarios, deambulan en fragmentos componiendo el todo vibrante en movimiento. En un punto, la pintura emula la técnica milenaria del mosaiquismo. Este ejercicio nos invita, como a un artista, a crear sobre una tabula rasa, intervenir el espacio, reflexionarlo y volver sobre nuestras acciones: el camino de la Teshuvá; un proceso de trasmutación del yo en el encuentro genuino con los otros. Así, el círculo se expande sin perder las cualidades originarias de cada individuo.
Los botones son un agente externo que corta con el fluido puntillista, huella de un zurcido que conecto con el concepto que se vuelve pregnante y central en esta época, pero que debe permanecer: Tikún Olam / Reparación del mundo. Materialización del espíritu y espiritualización de la materia.
Javier Winiar es crítico, investigador y docente. Forma parte del equipo de producción del Festival de Cocina y Teatro Judío de Buenos Aires.
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AJLA es una organización independiente, apolítica y sin fines de lucro dedicada a consolidar una red plural de agentes culturales vinculados a la comunidad judía en América Latina e impulsar la industria cultural de la región.
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